Las partículas subatómicas.
Básicamente se intuyeron al descubrir que los átomos tenían unas cargas positivas (protón), otras negativas (electrón) y otras neutra(neutrones) . Como se descubrió que el átomo se podía dividir, se llegó a la conclusión que las divisiones eran partículas subatómicas.
Entre los experimentos que se realizaron para asegurarse de que este nuevo descubrimiento fuera acertado, el más preciso fue el Tubo de descarga de gases o el de la Lámina de oro:
Tubo de descarga de gases.
Si se introduce en un campo magnético un cátodo, dentro de un tubo hermético donde se introduce un gas enrarecido, la luz de los rayos catódicos se dirigía hacia la placa positiva del campo magnético, por lo que se comprobó que se comportaban como una corriente eléctrica de carga negativa.
A partir del descubrimiento de los rayos catódicos J.J. Thomson llegó a la conclusión de que las partículas de los rayos catódicos debían de ser partículas constituyentes fundamentales de toda la materia.
Lámina de oro.
Este experimento consistió en mandar un haz de partículas alfa sobre una fina lámina de oro y observar cómo dicha lámina afectaba a la trayectoria de dichos rayos. Gran parte de las partículas lanzadas atravesaban la lámina de oro.
Rutherford concluyó que el hecho de que la mayoría de las partículas atravesaran la hoja metálica, indica que gran parte del átomo está vacío, que la desviación de las partículas alfa indica que el deflector y las partículas poseen carga positiva, pues la desviación siempre es dispersa. Y el rebote de las partículas alfa indica un encuentro directo con una zona fuertemente positiva del átomo y a la vez muy densa.